Reseña: Zona Maco 2020

Por Regina Alencaster

Como estudiante de sexto semestre por parte de la Universidad Iberoamericana he tenido la oportunidad de adentrarme en el mundo del mercado de Arte Contemporáneo trabajando por segundo año consecutivo en Zona Maco, la feria de arte más grande de latinoamérica, y vivir el proceso de preparación, montaje, itinerarios, y clausura de la
misma.

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Este 2020 vivimos una edición masiva de Maco, juntando por primera vez la sección de Arte Contemporáneo con Foto, Salón, Diseño, incorporando la nueva propuesta de “Foro”, la cuál experimenta con un layout de booths asimétrico simulando piezas de rompecabezas para una deambulación mucho más libre, y la ya controversial “Plaza de la informalidad” en la cual los asistentes podrían encontrar arte de artistas jóvenes y experimentales por un precio más “accesible”.

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Me parece importante como historiadores del arte experimentar este tipo de eventos de lleno, participando en el proceso de su creación para un mejor entendimiento de cómo es que en verdad funciona el mundo de la feria, quienes participan, quienes compran,cómo se monta la feria, y más importante, qué significa tener una feria de esta magnitud en nuestro país.

Esto conlleva un movimiento del mundo artístico a niveles artísticos, Maco ha presentado una oportunidad a galerías, museos, espacios independientes, e incluso a otras ferias de mostrar sus propuestas curatoriales y artísticas a un público más amplio, atento, y en una semana completamente enfocada a la movilización del arte.

Yo trabajé en el área VIP para coleccionistas, es decir, ser guía cultural de las personas invitadas por la feria. Me pareció una experiencia sumamente enriquecedora porque, como ya mencioné antes, el evento no sólo es Maco, sino todas estas actividades periféricas a ella, tuve la oportunidad de visitar Salón Acme, con una gama de artistas mucho más experimentales, y con una propuesta de curaduría bastante más orgánica utilizando los espacios de una vieja casona porfiriana; la exposición del palacio de Bellas Artes Zapata después de Zapata y contemplar la ya infame y magnífica
interpretación de Chairéz, la intervención de Proyectos Monclova en el museo Diego Rivera-Anahuacalli, y mi favorito: un performance y la apertura de la nueva exposición de la artista chilena Cecilia Vicuña, incorporando una visión del arte como herramienta
de denuncia social.

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Esta fue una pequeña probada de lo que sucede en Maco y en la semana del arte, siete días bastante erráticos, con un sinfín de propuestas por doquier y poco tiempo para conocerlas todas. La feria cierra pero las exposiciones recién abiertas en nuestro país permanecen, este es el momento indicado para un recorrido artístico y cultural.