Por Kayla Scheppler
Reflexiones desde la asignatura Manifestaciones del Arte en los Espacios Americanos de 1521 a 1700, asimilada al programa de Inmersión Social.
El lago de Texcoco, junto con el proyecto del aeropuerto y el Parque Ecológico han generado un gran debate tanto a nivel nacional como internacional por las problemáticas que estos proyectos implican, así como la conservación ambiental, el desarrollo urbano y los derechos de las comunidades que habitan a su alrededor.
Cabe mencionar que este ensayo está escrito desde una voz y perspectiva sobre el caso del Parque Ecológico de Texcoco está basada en la información que he recopilado, pero reconozco que no viví la situación de cerca. Aunque conozco algunos detalles sobre la resistencia de las comunidades y las problemáticas de desplazamiento y despojo, mi conocimiento proviene de fuentes secundarias, lo que implica que no tengo acceso a toda la historia ni a los matices que sólo pueden entender quienes han estado directamente involucrados en el conflicto. Esto significa que mi análisis puede tener sesgos, ya que estoy interpretando los eventos desde una distancia física y emocional. Reconozco que, al no haber experimentado personalmente las consecuencias sociales y ambientales, mi comprensión de las implicaciones es limitada.
El Parque Ecológico de Texcoco y su desarrollo han sido presentados como un proyecto de progreso y restauración ecológica, sin embargo la realidad es que es una solución que beneficia principalmente a intereses urbanos y empresariales, perpetuando el desplazamiento y la marginación de comunidades locales. El parque no responde a las demandas de la población del Lago de Texcoco, sino a las necesidades políticas y económicas de las personas en el poder.
Lo que busca este texto es responder a la pregunta ¿en qué medida el Parque Ecológico de Texcoco satisface las necesidades reales de la comunidad local, y cómo se configura como una respuesta al fracaso del proyecto aeroportuario y un símbolo de la urbanización excluyente?
El Lago de Texcoco ha sido disputado históricamente por su valor ambiental, pero también por el arraigo cultural para las comunidades que se encuentran alrededor. Durante décadas, la población se ha resistido a los intentos del gobierno y del sector privado de transformar la región en un proyecto urbano, en particular el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.1 La creación de este aeropuerto implicaba la destrucción de grandes áreas del lago y sobretodo el desplazamiento de muchas familias, desencadenando movilizaciones sociales masivas como #YoPrefieroElLago, “Tierra Sí, Aviones No” y “No al Aeropuerto de Muerte.”2 Esta lucha se consolidó como un ejemplo de cómo las comunidades defendieron el territorio frente a los intereses económicos y urbanísticos que priorizaban el “progreso” industrial sobre el bienestar de las personas y el ecosistema. Después de muchas luchas contra el aeropuerto, Andres Manuel López Obrador, anunció que el aeropuerto ya no se haría ahí y en su lugar desarrollaría un parque ecológico para “hacer caso a aquellos que se oponían al impacto ambiental en el lugar”3 con el fin de recuperar la flora y fauna de la región, así como abrir espacios para actividades recreativas.
Mediáticamente el caso se cubrió tanto de manera nacional como internacionalmente. En El País, fuentes como Animal Político, Proceso y la Jornada cubrieron la noticia, e internacionalmente The New York Times, The Guardian y El País hablaron de este tema, analizando las pérdidas ecológica, económicas (por la cancelación del aeropuerto), las diferentes perspectivas que había en torno al proyecto y más que nada sobre las protestas de las comunidades afectadas.
De esta manera, resurgió el Lago de Texcoco, ahora como un parque ecológico y proyecto de restauración y devolverle su función ecológica. Sin embargo, como menciona Iñaki Echeverría, líder del proyecto, la restauración del lago enfrenta grandes retos y presiones políticas.4 El proyecto tiene intenciones buenas en cuanto a la ecología, pero también está la sombra del fallido aeropuerto y el desplazamiento de las comunidades, pero lo que más dudas genera es si realmente este parque responde a los intereses de las comunidades locales o si solamente es una forma de compensar simbólicamente a aquellas autoridades que impulsaron el aeropuerto.
Las mayores críticas a este proyecto giran en torno a la expropiación de las tierras, la compra de terrenos a precios muy bajos que no se comparan con el valor real, la presión y coacción a los propietarios para vender sus terrenos y también la pérdida de los medios de subsistencia tradicionales de las comunidades que se encuentran en esta zona.
A pesar de que el Parque Ecológico se presenta como un proyecto de progreso y sustentabilidad, es necesario preguntarnos quiénes realmente se beneficiarán de esta urbanización verde. La idea del parque es restaurar los ecosistemas del lago y ofrecer espacios de esparcimiento, además de ser un “ejemplo de adaptación al cambio climático.”5
No obstante, esta narrativa de progreso tiene que ser contrastada con la realidad de las comunidades de Texcoco que han experimentado el despojo de tierras con el pretexto de progreso y desarrollo. Si bien el parque ofrece beneficios ecológicos y espacios verdes, seguimos viendo patrones de gentrificación verde que priorizan lo turístico por encima de las verdaderas necesidades sociales de los habitantes de la zona. En este sentido, el proyecto se convierte nuevamente en una herramienta de exclusión, donde la recreación y esparcimiento son aprovechadas por otros sectores, mientras que las comunidades locales, siguen siendo desplazadas y marginadas.
La idea de “ecológico” en este contexto está politizada y utilizada para suavizar las críticas de despojo y desplazamiento de las comunidades de Texcoco. Como dice Rafael Bautista Patiño,
“la transformación del territorio, de ninguna manera se va a caracterizar por ser positiva para las comunidades, al contrario, con la llegada de los megaproyectos se van a profundizar las problemáticas ya existentes, que se expresan en diversas afectaciones socioambientales y socioterritoriales, tales como: la degradación de ecosistemas, la destrucción de cerros, la pérdida de conocimientos tradicionales y del sentido de pertenencia, la descomposición de los entramados sociales, el aumento de conflictividad y la violencia a nivel comunitario y la desterritorialización”
Para que estos proyectos como el Parque Ecológico de Texcoco verdaderamente beneficien a las comunidades y a los habitantes de la zona, es necesario democratizar la toma de decisiones sobre el uso de la tierra, involucrando a los pobladores en la planificación y ejecución de estos proyectos, asegurando que estas personas tengan un beneficio económico y social de manera equitativa. Si esto no ocurre, esto hará que las desigualdades se perpetúen y que sirvan solamente a los intereses de las personas en el poder, así como a las empresas. Democratizar lo ecológico implica no solo restaurar el ecosistema, la flora y la fauna, sino también reconocer y respetar los derechos de las comunidades que viven en ese territorio.
El Parque Ecológico representa tensiones entre conservación ambiental, progreso, desarrollo y derechos. Sé y entiendo que restaurar el ecosistema es muy importante, pero hacerlo a costa de las personas, despojándolas y desplazándolas de donde viven no es lo correcto. ¿Para quién se construye el parque? En lugar de servir a las necesidades de esta población, este proyecto parece responder a otros intereses, utilizando el discurso ecológico como pretexto y herramienta política para justificar las atrocidades contra el pueblo de Texcoco. Como propuesta para este tipo de proyectos me gustaría agregar que se deberían
realizar procesos de consulta donde las comunidades participen y puedan expresar su punto de vista sin miedo a ser representados, así como desarrollar modelos de conservación que integren perspectivas sociales y ambientales, y que no solo lo hagan con fines económicos donde los ricos se enriquezcan más y los pobres sean aún más desplazados. Es necesario también restaurar el ecosistema afectado (que es lo que el parque ecológico también busca) y lo más importante sería generar alternativas económicas para estas comunidades desplazadas, quizá generando empleos en el parque, así como educación ambiental para sacarle provecho a lo que ya se hizo.
Enfrentarme a esta situación que es la realidad de muchas personas y saber que fueron despojadas e ignoradas, me hizo cuestionarme tanto a las personas que están en el poder como a mi privilegio. Siento mucha tristeza que situaciones así sigan ocurriendo en el país. Me siento muy frustrada y me doy cuenta que mi reflexión, proviene desde una comodidad y una lejanía que jamás podré comprender del todo. Hay personas que fueron desplazadas, despojadas de su tierra y su historia, y yo no entiendo la magnitud de su dolor y enojo. Me siento impotente frente a la injusticia que estas personas y miles más en otros lados del país viven y que estos proyectos, que son maquillados como “ecológicos”, sirvan a los intereses económicos de otras personas más que al bienestar de los habitantes de la zona. Mi distancia, seguridad y privilegio son de alguna manera parte de este sistema que sigue beneficiando a unos pocos, mientras que otros pierden su hogar y su sentido de pertenencia.
*Autorización de publicación para el portal arteibero.com con el tipo de licencia CC Reconocimiento (by).
1 Rafael Bautista Patiño, “Despojo, extractivismo y resistencia: impacto socioambiental por las obras asociadas al megaproyecto fallido del aeropuerto Texcoco”, Ichan Tecolotl, acceso 26 de noviembre de 2024, https://ichan.ciesas.edu.mx/despojo-extractivismo-y-resistencia-impacto-socioambiental-por-las-obras-as ociadas-al-megaproyecto-fallido-del-aeropuerto-texcoco-1/
2 Daliri Oropeza, “Algunas claves de #YoPrefieroelLago”, PiedePágina, 15 de octubre de 2019,https://piedepagina.mx/algunas-claves-de-yoprefieroellago/
3 Erick Ponce, “Lo bueno y malo del nuevo Parque Ecológico Lago de Texcoco”, Sopitas, 12 de septiembre de 2024,https://www.sopitas.com/noticias/bueno-malo-nuevo-parque-ecologico-lago-texcoco-edomex-amlo/
4 Angélica Enciso, “Llevan obras del Parque Ecológico Lago de Texcoco 85% de avance”, La Jornada, 21 de febrero de 2024, https://www.jornada.com.mx/2024/02/21/politica/014n2pol
5 Paul Biasco, “Mexico City is Proposing to Build One of the World’s Largest Urban Parks. Will It Serve as a Climate Adaptation Example for Other Cities?”, ENSIA, 07 de febrero de 2020, https://ensia.com/features/mexico-city-parque-ecologico-lago-de-texcoco-architect-inaki-echeverria-green -infrastructure-climate-adaptation/